Toda mujer debería conocer mejor su cuerpo

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Toda mujer debería conocer mejor su cuerpo

¿Todas las mujeres conocen realmente la estructura de su cuerpo? No nos referimos al simple hecho de mirarnos al espejo y buscar algún punto visual que refleje aspectos estéticos, sino conocerlo a través del tacto.

Nuestra primera casa donde vivimos, el cuerpo humano, tardó unos 350 mil años en llegar a la estructura que conocemos hoy y aún así sabemos poco o no le damos la debida importancia. A menudo, queremos separar cuerpo y mente, valorando mucho nuestro intelecto, olvidando que la inteligencia llega a través del movimiento corporal y no hay forma de separarlo. Los factores sociales, culturales y religiosos también influyen en esta omisión de nuestro cuerpo, especialmente en las mujeres, privándolas del autoconocimiento corporal.

El embarazo suele ser el momento en el que la mujer dedica un poco más de tiempo a conocerse a sí misma, pero esto se da en el aspecto de admirar la transformación que se produce durante el período gestacional, con la mirada dirigida al bebé.

¡No se aleje de su cuerpo! Use todos sus sentidos.

Podemos utilizar todos los sentidos para estimular el cuerpo y así conocer nuestra gran estructura corporal. Cerrar los ojos, escuchar el entorno, sentir la respiración, que es uno de los mecanismos más naturales que tenemos y que, incluso, podemos controlar por unos instantes, ya es un buen ejercicio para volver a acercarnos al cuerpo.

Visualice el cuerpo que, además de extremidades y troncos, tiene estructuras muy importantes que a veces pasamos por alto. Un buen ejemplo son las partes íntimas de una mujer. Conocer estas regiones ayuda en varios factores que incluyen no solo la sexualidad, sino la salud y la higiene. ¿Cómo vamos a limpiar esta región si no sabemos cómo es su estructura? Conocer el cuerpo es el primer paso para buscar la salud física y mental.

Cuando la mirada es hacia el placer, muchas mujeres no se permiten ir más lejos. Se privan por estudios, relaciones, responsabilidades, trabajo, rutinas, preocupaciones e incluso por la disminución de la libido, muchas veces provocada por factores psicológicos (como depresión, ansiedad o problemas de relación) o por el uso de anticonceptivos hormonales, por ejemplo.

Desde el tacto, conozca mejor cada región de su cuerpo. Pase tiempo consigo misma y descubra sus zonas erógenas, por ejemplo, después de todo, varían de un individuo a otro.

Recuerde: ¡cuide su «primera casa»! El cuerpo «habla» y da señales de lo que realmente necesitamos, pero a veces preferimos quedarnos ciegos, sordos y mudos, y vivir sin conexión.

DKT Salud de la Mujer

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